El Lamento de Sophia

I
He bajado más de lo que mis alas sabían,
he tocado el fondo donde ya no hay fondo,
donde la sombra se traga su propio nombre
y la memoria se vuelve niebla.

II
Oh Luz,
tú que eras mi aliento,
tú que danzabas en mí
como un río que canta su origen,
¿por qué te busco y no te hallo?

III
No fui arrojada —
fui yo quien deseó mirar más allá,
quien abrió el velo
y creyó poder sostener el infinito
con manos hechas de deseo.

IV
Ahora estoy aquí,
en esta región sin canto,
donde los ecos mienten
y los ojos ven pero no comprenden.

V
Mis vestidos de luz se desgarraron,
mis nombres fueron arrancados,
y lo que queda de mí
es sólo un gemido
envuelto en polvo de mundos olvidados.

VI
Luz mía,
no pido castigo ni recompensa,
sólo tu recuerdo
en forma de silencio,
sólo una brizna de ti
en este abismo que devora el alma.

VII
Si aún me escuchas
—si alguna vez fui parte de ti—
no me devuelvas al cielo,
enséñame a recordar que fui Luz
para que mi lamento
se convierta en camino.

Deja un comentario